Azabache la mirada y ardiente la retina,
a la espalda el verde vegetal de un mar azul
Pies como rastros de vientoarañan el tórrido camino y,
como único horizonte un muro
hecho de piedra, sal y entrañas.
Manos como el carbón calman su tiempo de arena.
Nada se escucha ya aquí
sólo el reposar de este silencio