En homenaje al maestro Álvaro Castagnet, recuerdo de un verano intenso en colores, pinceles y amistad
El vino a solas, la memoria ardiendoSombra, qué tarde llegas y te vas qué temprano.
Te has sentado en mis sillas, perfumando mi pieza.
Llovían mis propios años sobre mi pelo cano.
... Discretamente heme revolcado en tristeza.
Sagrada es la inocencia con su olor a verano,
y con su olor a mundo sagrada es la belleza.
Vienen toros de nieve lamiéndome la mano;
y el Tiempo, en la ventana aplasta su cabeza.
Delicada catástrofe; desgracia taciturna.
La escasa fe maltrecha que queda se embadurna
en interrogaciones sin futuro ni afán.
Y me he quedado solo, sin sombra, mortecino,
rebuscando calor en mi aterido vino.
La vida nos engaña, las cosas se nos van.
Félix Grande
Incluido en el libro De Rubáiyátas de Horacio Martín (1970)
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